La radioterapia es una terapéutica muy utilizada en el cáncer de mama, se puede decir que mas del 80% de las pacientes la recibirán. Una de sus indicaciones principales es después de la cirugía, sea tumorectomía o mastectomía. Hasta hace unos años era necesaria la administración de 25-30 sesiones diarias de radioterapia con unos resultados excelentes, tanto en cuanto a control local como de supervivencia. Este tratamiento, generalmente, era bien tolerado por las enfermas pero era muy pesado, porque después de la cirugía y de los 6 meses de quimioterapia se añadía el mes y medio más de desplazamientos diarios en el hospital por la radioterapia. Los avances tecnológicos de los últimos años nos permiten poder precisar mucho mejor los tratamientos y disminuir la duración de los mismos.
Los aceleradores de radioterapia y los sistemas de cálculo de dosis actualmente son muy sofisticados y nos permiten
Los dos primeros puntos son especialmente importantes para las pacientes con cáncer de la mama izquierda, que hayan recibido quimioterapias o tratamientos biológicos que lesionan el corazón, o que tienen antecedentes de enfermedades cardíacas. Irradiando en inspiración profunda conseguimos separar la mama del corazón y así es mucho más fácil protegerlo. La verificación permite a los médicos comprobar en el momento de hacer el tratamiento que se está irradiando el volumen deseado aumentado la precisión. La irradiación intraoperatoria permite sustituir las diversas sesiones diarias de irradiación para una única sesión de unos minutos dentro del quirófano.
La aplicación de toda esta tecnología ha permitido aumentar la dosis diaria, disminuyendo el número de fracciones y así poder ofrecer unos tratamientos más cortos y cómodos para las enfermas. Desde hace unos años varios estudios han demostrado que repartiendo la dosis en 15 sesiones diarias se obtienen los mismos resultados que con 6 semanas de tratamiento, tanto en enfermas jóvenes como en las no tan jóvenes, en las que necesitan irradiación de los ganglios como en las que no lo necesitan, tras tumorectomía o mastectomía e incluso en aquellas en las que se ha hecho una reconstrucción mamaria. Es decir las 15 sesiones son el estándar actual en el cáncer de mama. Pero esto no termina aquí, este mes de Mayo se ha publicado un estudio con más de 4.000 enfermas que demuestra que también es posible hacerlo en 5 sesiones, es decir en una semana se puede hacer todo el tratamiento. Como cualquier novedad, este cambio necesitará un cierto tiempo para estandarizarse, pero en un tiempo no muy lejano el nuevo estándar de irradiación del cáncer de mama serán las cinco sesiones.
En el 25% de las enfermas no es necesaria la irradiación de toda la mama, sólo hay que tratar la zona donde estaba localizado el tumor, es lo que se denomina irradiación parcial de mama. Este tratamiento se puede hacer con los medios tradicionales como los aceleradores o la braquiterapia y habitualmente se administran unas 10 sesiones diarias de tratamiento.
Disponer de aceleradores miniaturizados instalados dentro del quirófano permite que tras la tumorectomía, antes de que el cirujano cierre la herida, el oncólogo radioterápico irradie con total precisión la cavidad donde estaba el tumor. Este procedimiento tiene una duración de unos 45 minutos y sustituye a toda la irradiación. En aquellos casos que el análisis microscópico posterior de la pieza quirúrgica, demuestra que la enferma no es candidata a irradiación parcial, no es ningún problema, ya que el tratamiento se puede completar con el acelerador dando una dosis inferior. Desde hace unos años en Cataluña disponemos de estos dispositivos en diversos centros.
Finalmente, todos estos avances tecnológicos también los podemos utilizar en aquellas enfermas en fases más avanzadas de la enfermedad. Cada vez más, los médicos somos capaces de descubrir las llamadas oligometástasis, es decir diagnosticar la enfermedad en fase IV cuando tiene muy pocas localizaciones metastásicas, en las que los tratamientos como la cirugía o la radioterapia pueden ofrecer una curación. Ya no es raro operar o irradiar una enferma porque tiene una localización cerebral o pulmonar, con lo que se consigue aumentar su supervivencia.
En conclusión podemos decir que las novedades en radioterapia en los estadios precoces consisten en la disminución. Estamos disminuyendo el número de sesiones y disminuyendo el volumen de irradiación con lo que se consigue aumentar la calidad de vida de las enfermas. Por el contrario, en las enfermas en estadios avanzados la novedad es el aumento, estamos aumentando el número de enfermas que se tratan con finalidad curativa y conseguimos aumentar su supervivencia.
Mi nombre es Manuel Algara López, doctor en Medicina y Cirugía por la Universitat Autònoma de Barcelona y especialista en Oncología Radioterápica.
Me formé como especialista en el Hospital de la Esperanza, pasé una temporada en CRLC Val de Aurelle de Montpellier, posteriormente trabajé en el Hospital Clínic de Barcelona y después volví al Hospital de la Esperanza, donde llegué a ser Jefe de Servicio. En Mayo del 2017 el Servicio de la Esperanza se trasladó al Hospital del Mar y desde entonces desarrollo mi tarea principal en este Hospital. Desde hace muchos años también me dedico a la docencia y actualmente soy Profesor Agregado de la Facultad de Medicina de la Universitat Autònoma de Barcelona y coordinador de la asignatura de Diagnóstico por la Imagen y Radioterapia.
Dentro de la oncología radioterápica, me dedico especialmente al cáncer de mama desde que acabé la residencia y he puesto en marcha varios programas de radioterapia, centrados siempre en aumentar la calidad de la vida de las enfermas. Así con los compañeros y compañeras del Hospital del Mar hemos puesto en marcha, la irradiación con fracciones semanales para las enfermas grandes, las técnicas de hipofraccionament para reducir las sesiones de radioterapia, la irradiación parcial de mama y el mas reciente la irradiación intraoperatoria.
Colaboro con el Grup Àgata en diversos programas y eventos para mujeres con cáncer de mama.
Manuel Algara López
Oncologia Radioterápica
Col 20226
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@Algara_M
En este artículo te quiero aportar herramientas que te puedan servir para poder gestionar de una forma constructiva y positiva esta situación tan nueva para todos.
Cuando ya veíamos la luz al final del túnel, la realidad nos confronta con un nuevo reto, de nuevo, sin precedentes: convivir con una nueva realidad por un tiempo muy superior para el que inicialmente estábamos preparados.
Si el confinamiento supuso un reto, la vuelta a esta nueva realidad no lo es menos, y es que compaginar un nuevo planning diario (por ejemplo; salidas en horarios determinados, nuevas rutinas laborales, los hijos dentro del hogar, etc.), junto con el distanciamiento social, rutina higiénica, incertidumbre, preocupaciones económicas y el miedo al contagio, podría generar niveles elevados de estrés.
Desconfinamiento, ¿qué? y ¿cómo?, miles de preguntas por resolver que mantienen a nuestro cuerpo en un vaivén de cambios, donde la sensación de control tambalea y la necesidad tan humana de anticipación, también. Desde luego, una muy buena oportunidad para aprender a manejarse con la incertidumbre, en realidad, es la vida misma, qué os voy a contar a vosotras: nos ocurre algo que nos para y confronta nuestra capacidad de control para enseñarnos a manejar la incertidumbre, en este caso, nos ha parado a todos a la vez.
El inicio del confinamiento estuvo marcado por la reacción normal de miedo, la dificultad para manejar la ansiedad, la vida dentro de casa, las relaciones familiares con los convivientes, la distancia con otros seres queridos, el miedo al contagio y a enfermar, la preocupación en torno al sostén económico, etc. Actualmente, continúan muchas de estas emociones, como el miedo a contagiar y ser contagiado, como reacción normal y que nos impulsa a protegernos. Además, muchas personas cuentan con un lastre de toda la situación vivida… como problemas económicos, familiares, y duelos complicados, entre un largo etc.
Sin embargo, confío plenamente en la resiliencia, esto es, la capacidad de salir fortalecido en condiciones adversas o traumáticas, y en la capacidad natural del ser humano para encontrar recursos que lo devuelvan al equilibrio. De hecho, estos casos constituyen más la norma que la excepción. Personas que han encontrado en sí mismas y en su entorno, recursos para manejar esta situación mejor de lo que ellas mismas hubieran imaginado. Probablemente, te puedas identificar con este perfil de personas, ¿sorprendido de ti mismo por el manejo que has realizado de la situación? ¿sorprendido de tus hijos?...
Probablemente, ya has dado tu primer paseo después del confinamiento, te has percatado de ¿cómo se siente el sol y el viento en tu cara? ¿te has olvidado del móvil y de otros distractores, para conectarte con todos tus sentidos en la relajación de tu cuerpo mientras paseas, cómo es el medio que te rodea? Hay personas que me comentan que están descubriendo detalles de su barrio que desconocían, probablemente, antes pasaban por esos lugares mirando al suelo, pensando qué iban a hacer luego o simplemente, mirando el móvil.
Prepárate para las próximas cosas que degustarás de manera especial debido a esta situación. ¿Cómo sabe un abrazo? Aprovecha tu primer abrazo, prepárate para vivirlo con atención plena y decide quién será la primera persona con la que vivirás esta bonita experiencia. ¡Elige bien! ¡Ahora y siempre!
Angélica García es licenciada en Psicología por la Universidad de Granada, especialista en Psicología Clínica (vía PIR) en el Hospital Regional de Málaga, con formación específica en Psicooncología de cáncer de mama por la Unidad de Psicooncología de l'Institut Català d'Oncologia de Barcelona (ICO). Actualmente, está cursando el tercer programa de Doctorado en Psicología de la Salud por la Universidad de Málaga.
Es Facultativa Especialista en Psicología Clínica del Hospital Parc Taulí de Sabadell, profesora referente de preparación PIR de la Academia APIR y psicooncólogo a Grup Àgata.
La reconstrucción tras el cáncer de mama es una decisión que debe tomarse entre el cirujano plástico y la paciente.
El diagnóstico de un cáncer de mama es siempre un duro golpe en la vida de cualquier mujer y, ocasionalmente, en el hombre. La respuesta inmediata a la noticia es muy variable, pero con factores comunes: miedo, angustia, insomnio, estrés, diarreas, estreñimiento, dudas frente al futuro, depresión, no encontrar la forma de comunicarlo adecuadamente a los seres más próximos. Preocupa el pensar en la quimio/radioterapia y sus consecuencias y se produce un rechazo a la cirugía por miedo a la aceptación del resultado, ya sea por la propia persona afectada o por la pareja o el entorno… Y al final la pregunta clave: ¿Lo superaré?
Sólo tenemos dos posiciones únicas y verdaderas:
La aceptación y la confianza son, pues, indispensables. No cabe la vacilación, porque la condición necesaria e imprescindible es la aceptación de todo en un marco de confianza.
Una vez terminado el proceso de tratamiento de la enfermedad, quedan estigmas sobre nuestra imagen corporal, particularmente en la zona del tórax y en los senos. En este momento nos podremos plantear otras dos cuestiones sumamente importantes:
Si nos decidimos por la segunda posibilidad, entramos en otra fase del proceso: hasta ahora podríamos decir que había primado una fase "destructiva". La reconstrucción nos introduce en la parte "constructiva", orientada a obtener la imagen física de antes de iniciar el tratamiento, que trae aparejada, a su vez, la mejoría psíquica, mental, social, laboral etc.
Hay tener claro que en este nuevo tiempo, es decir, antes de iniciar esta fase, debemos asesorarnos lo mejor posible.
¿Cómo tenemos que asesorarnos? La respuesta es simple: el cirujano plástico es el especialista indicado para orientarnos y aconsejarnos. Es él quien debe explicarnos todas las posibilidades técnicas existentes en nuestro caso particular, a la vez que hacernos comprender los posibles fracasos a los que estamos expuestos. Es fundamental gestionar muy bien las expectativas.
De lo anterior se desprende que necesitamos del facultativo una información veraz, clara y fácil de comprender. No deben quedar dudas ni claroscuros. Debemos preguntar todo aquello que nos preocupe o deseemos saber, sin ningún tipo de vergüenza o restricción.
Es en ese punto cuando, a partir del intercambio activo y la contraposición de informaciones y expectativas entre cirujano y paciente, podremos tomar la mejor decisión que deberá ser compartida siempre por las dos partes.
Dr. Pere Serret